¿Le confío toda mi estrategia de contenido a ChatGPT?

Preguntarle todo a ChatGPT u otra herramienta de inteligencia artificial está de moda. Utilizarla para hacer tareas o proyectos de trabajo, también. Y en el mundo de la redacción y creación de contenido, es muy fácil caer en el error de confiarle más de lo debido.

Te pongo un ejemplo muy común actualmente: eres emprendedor y quieres ahorrarte un poco de dinero confiándole a ChatGPT tu estrategia de contenido para redes sociales. No digo que no te pueda dar buenas ideas y herramientas útiles pero, desde mi criterio profesional, no veo oportuno que delegues completamente esta parte tan importante de tu negocio.

La inteligencia artificial es un gran aliado para ayudarnos a alcanzar objetivos de todo tipo, pero no trabaja sola. No podemos olvidar que es un robot y por lo tanto, necesita instrucciones muy precisas y específicas para darte lo que requieres. Si no se las das, no podrás sacarle su máximo potencial. Y para eso, siempre necesitarás a un ser humano manejando y liderando todo el proceso.

En temas de redacción es muy evidente darse cuenta cuando se te fue la mano utilizando esta herramienta, más si no dominas temas básicos de ortografía y redacción, por ejemplo.

Los vicios más comunes de la AI

  1. Uso excesivo de anglicismos y  mayúsculas donde no van: esto se debe a que sus referencias muchas veces son textos en inglés que traduce al español para darte las respuestas que le pides.

  2. Tono inadecuado: el tono en el que te responde no es el que normalmente tú usarías porque sus respuestas son genéricas y no en el contexto local que tú deseas. Esto, si no lo corriges, siguiendo con el ejemplo del emprendedor, puede hacerle mucho “ruido” a tus seguidores y hacerte perder credibilidad sobre lo que deseas transmitir.

  3. Dificultad para seguir un hilo conductor coherente: si lees detenidamente el contenido, muchas veces ChatGPT repite los mensajes redundando en las mismas ideas sin ofrecer nuevas oportunidades de enriquecer el mensaje que deseas transmitir.

  4. Errores de ortografía y puntuación: la IA detecta errores básicos pero puede fallar en otros más sutiles o específicos que necesitan supervisión humana y conocimiento del tema.

Un texto bien escrito no es una simple formalidad; representa la carta de presentación de cada persona en entornos profesionales y una gran herramienta para transmitir credibilidad, cuidado por los detalles y respeto hacia quien lo recibe. En un mundo donde gran parte de la comunicación ocurre por escrito —correos electrónicos, informes, redes sociales o propuestas comerciales—, descuidar este aspecto puede cerrar puertas o restar oportunidades.

La manera en que escribimos refleja también nuestro nivel de compromiso con la claridad y la efectividad del mensaje. Una redacción clara permite que las ideas fluyan con precisión, evitando malentendidos y proyectando una imagen acorde a nuestros objetivos. Conocer las normas básicas de ortografía y redacción no solo fortalece nuestra identidad personal y corporativa, sino que se convierte en una herramienta estratégica para construir confianza, conectar con la audiencia y diferenciarnos en un entorno cada vez más competitivo.

En conclusión, la IA es una herramienta de gran valor en temas de generación de contenido, pero no reemplaza el criterio de un profesional para lograr textos bien escritos, claros, coherentes y estratégicos que te ayuden a alcanzar tus objetivos profesionales.

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